lunes, 25 de agosto de 2014

Mientras descansas

Se me levantaría sin esfuerzo, a pesar de todo, como el roble, si dentro de mí no tuviese a mi enemiga, que se tortura, que no puede tener una relación sexual que no sea traumática. Pero tú también estás dentro de mí, y te siento, y así es cómo nos tocamos por primera vez: sin tocarnos.

Así es cómo te susurro al oído, y fantaseamos. Quiero que retocen nuestras lenguas, se revuelquen y se toquen. Así es cómo quiero que, dormida junto a mí, desnudos, para despertarte baje a probar el sabor que existe debajo de tu cintura, entre tus piernas. Rodee mi lengua tu clítoris, toque suavemente su punta mi lengua, y con los dedos entrar y buscar tu agua, el diamante líquido de tu sexo. Y así me tires de los pelos, contorsionándote de placer.

Una vez despierta, subir mi boca hasta tu boca y que nuestras lenguas vuelvan a empezar, mientras mis dedos siguen allí dentro, y fuera, y dentro.

Cuando me lo pidas a gritos, cuando no puedas más, usaré toda mi madera dentro de ti, y así embestir una y otra vez, una y otra vez, hasta que se desboque nuestra cascada de fluídos.

Y luego, otra vez, dormir acurrucados, con mi polla entre tus nalgas.

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