domingo, 19 de octubre de 2014

Todo

La brisa, melódico elemento,
es tu voz.
El vuelo del gorrión, sensual trayectoria,
tu movimiento.

Observo melenas,
descifro perfiles,
leo caderas
buscándote.

Miro al cielo:
veo tus ojos en el azul.
Me arranca de la realidad el mar,
tu alma es la inmensidad.
¡Tormenta!
Mi diosa desatada:
la furia del planeta,
la fuerza de tu eternidad.

Te busco allá donde se posa mi mirada
y siempre te encuentro,
suave, dulce, subida a una estrella,
o nadando en una gota de mar.

Aquí está mi corazón,
tu corazón,
deseando liberarse del pecho
para volar y volar sin final.

miércoles, 15 de octubre de 2014

Enemigo, me presento

¡¿Dónde está mi enemigo?!
Escondido en su cueva
de odio.
¡¿Dónde está mi enemigo?!
Desde su cueva
me vigila,
nos vigila,
con las cámaras del odio,
los virus de la envidia,
y hienas degeneradas.

Enemigo, ven a mí.
Y tráete a tu ejército
de niños malcriados
y gente de buen ver.

Enemigo, yo y los míos
no somos los únicos vigilados.
Enemigo, conoce la inmundicia
que corroe tu alma
y la de los tuyos
el brazo ejecutivo del Estado.

Persiguen, buscan, acosan
tu pasado.
Están buscando la razón
que ha hecho que tus hijos
no valgan ni para la carroña
de la peor ave carroñera.

Enemigo, me presento a ti
como
tu peor pesadilla.

martes, 14 de octubre de 2014

Tan cerca y tan lejos

Tan cerca y tan lejos.
Como tener dentro una estrella
que no se puede ver de noche.
Tan cerca y tan lejos.
Unidos en uno solo
desde la más ancha distancia.
Tan cerca y tan lejos.

No hablo
de una unión imaginaria,
sino de una unión imposible
(en opinión de algunos).
Hablo de algo inexplicable
que solo el amor puede explicar.
No hablo de un amor
en una única dirección,
sino de un amor de dos corrientes:
del lago al mar y del mar al lago.
Hablo de amor correspondido,
que tras muchas luchas, batallas, sangre, dolor,
abrió un camino
y obró un milagro.

Ella, yo, 
dos corazones que sienten los latidos
del otro.
No es un sentimiento metafórico,
sino fisiológico.

¿Qué es lo que nos separa? 
La persecución. 
Un ancho mar de odio 
y envidia.

Escalaría mil veces hasta su ventana 
si ella la dejase abierta 
para mí.

Le pido, le pedí, le vuelvo a pedir, 
que me deje verla. 
Mi corazón lo pide a gritos. 
El suyo también.

Mi corazón late, y late, y late, 
y lo único que me pide es llegar hasta ella.

Mucho más que oscura sería la oscuridad 
sin ella.