Nos veremos, algún día, a través del cristal de los
bares.
Seremos uno, tú y yo, sin nadie que nos regale
la paz el talento y la vida que traen todos los
huracanes.
Has visto el día,
lo he visto yo,
regalarle posos de muerte
a la espera en que vivo yo.
Se acaba la luz del día,
se funde el deseo
en mis cuerdas vocales
con el eco de tu voz.
No hay nadie que no sepa,
que nosotros conozcamos
entre tanta gente,
el mar que nosotros surcamos.
He visto, he oído y he escuchado
esta muerte que es mi vida
y esta luna que es tu voz.
No hay nadie que no sepa
el aire en que vivo yo.
Viviré del talento
y de nada más.
Moriré en el intento
para no mirar atrás.
De nada me sirve
querer estar,
si tú no estás
a mi lado.
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