No hay flor en el camino,
ni un solo viento que me alegre el día,
solo tú, hoja de mediodía,
que me gastas y me desgastas
con tus negaciones naturales.
Llevo encima dos corazones:
uno que te odia y te desprecia
y otro que a voces te desea.
Yo no confío en ninguno,
solo sé que paso hambre y no me das pan,
que tengo sed y me prohíbes el vino,
y quiero escaparme y no puedo
de ti.
No, no te pido nada,
porque nada ya me das
y si algo te pidiese
nada me volverías a dar.
No puedo escaparme de ti
y te prometo que lo intento,
pero sé que con tu esfuerzo
conseguirás que redoble mis intentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario