martes, 12 de noviembre de 2013

Castigo

Casi se me ha olvidado
el sabor de la alegría.
Vive mi corazón arrastrado
por la melancolía.

Apenas recuerdo otro sentimiento
en mi corazón desesperado,
tengo un mar de sufrimiento
que unas navidades me hubieron regalado.

Aguanto, me sujeto, me enveneno.
Con todo lo que encuentro: arraso.
Busco en un libro un mundo más ameno,
no lo encuentro, descanso.

Sueño que encuentro a mi maestro,
¿cómo he llegado a la boca del infierno
y de donde sale un corazón siniestro?
despierto con la lluvia del invierno.
Me castigan por ser diestro
con las palabras de mi cuaderno.

¿Tendrá tanta gente el corazón podrido
y el alma en el olvido?
No todos, algunos tienen el corazón de lino
y sol en el camino.

Me salvaron
por amor,
me siento dichoso
y un poco mejor.
Hay un motivo
para tanto dolor:
las flores del destino
de mi Dios salvador.


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