martes, 4 de marzo de 2014

A tu imagen

Dejo a tus pies lo que me queda
de un eco distante: la cordura,
viviendo mágico en la vereda
que lleva al sueño, sin amargura.

Quiero a tus pies dejar el hilo
de un cuerpo dado a la tortura,
que evitó el cortante filo
de la navaja de la sombra oscura.

Me faltan tus manos y tu boca,
me faltan tus abrazos de ternura,
me faltan soles, esta luz es muy poca
para ver los contoneos de tu cintura.

Llevaré solitario un vestido de amapola
para recoger el perfume de tus besos.
Duerme tranquila, que no estás sola,
siente mi presencia, mi austeridad y mis excesos.

De mi paso a tu paso, hay un paso.
Yo sigo yerto este camino
para que en la distancia, en nuestro caso,
sigamos esperando al destino.

Yerto, yerto sigo en este lecho
moribundo, malherido y maltrecho,
a que hagamos del sueño nuestro nido
y de la soledad un recuerdo perdido.

Aquí espero,
aquí sigo,
a mi función me dedico con esmero
y a tu imagen rezo, rezo y rezo.

Persevero y persevero,
persevero en la ayuna más terrible
de no comer más que recuerdo
y no beber más que <<no puedo>>.

Duro y duro y duro,
duro de paz y de guerra,
duro de una realidad sin futuro,
duro de mar y no de tierra.

Llevo en el aire un caballo al raso,
desbocado y gris,
que triste me sigue el paso
a un mundo mejor y más feliz.


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