Con exquisito mandoble
me dedicó de delicioso modo
su delicada imagen, su todo,
su luz preciosa y noble.
Y ahora ahí está, quieta la imagen,
estática. En mi sueño, en mi delirio,
hace que de las estrellas se bajen
las flores: la rosa, el loto y el lirio.
Sacrificaría encuentros con mil mujeres
por estar una vez contigo.
Tus ojos son mis únicos deberes
y verte desairada mi castigo.
Extraño la forma en que me mostrabas
tus primeros planos.
Extraño tu voz y la forma en que inspirabas
el tacto de mis manos.
Me faltas, tú y tus besos,
que ya tengo una realidad deformada
por una mentira de corazones espesos
y por promesas que no me dan nada.
Veo una luna roja y ése es mi castigo:
sangre que fluye mientras tú estás tan lejos.
Confundo pensamientos y ya no sé lo que digo
al ver mil imágenes que no son más que espejos.
Te entrego corazón y verso:
armas del poeta.
Tú eres la razón y el universo
que llevo en la bragueta.
El aire se me clava
y la espina me da besos.
¿Recuerdas cómo te llamaba
en mis meses más traviesos?
Necesito tu voz,
necesito de tu baile para mis versos,
pero la distancia es un castigo atroz
y en ella nos vemos inmersos.
Guille, me gusto mucho este poema. Por cierto las tres ultimas estrofas parecen sacadas de una canción de Extremoduro... Las estaba leyendo y ya las estaba escuchando cantadas por Robe jejeje
ResponderEliminarBueno, tengo que decir que Extremoduro me ha marcado mucho. Aunque esperaba que no se notase. Gracias de todos modos.
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