En mi sueño una palabra errante,
difusa y confundida,
va llegando como fiero contrincante
a mi voz la palabra unida
al verso, que como el diamante
voy puliendo, fresca y escrita
desde mi cabeza hasta que la tengas delante:
perfecta, misteriosa e inscrita
en mi corazón,
en mi vida
y en la estación.
Nació el verso,
tú lo inspiras
con tu ración de silencio
y la unión a la que aspiras.
Quisiera escalar a tu ventana
para recitarte mis sueños,
ser el único sol de tu mañana
y tú la recompensa a mis empeños.
Ésta es mi voz
que sueña con hacer eco
en tu pensamiento y corazón
y humedecer lo que está seco.
Y viene el sol
con su lastre ejecutivo,
moviéndose cual caracol
que tan despacio sigue vivo.
Y no sé qué pasará
para que la lluvia me castigue
con el cielo que caerá,
con la nube que me hostigue.
Pero él sigue lejano y altivo,
dejando con su mano
un peso y un dolor con los que escribo
una oración al verano.
Sueño profusa y lentamente
contigo,
apareces furiosa, aparentemente
conmigo.
Lento es el trasiego de las horas
que no me dan nada.
No sé qué dios es al que adoras
para estar tan alejada,
pero si mi voz es un susurro
y la canción no te llama,
de entre todo ese murmullo
¿seguirás a quien te ama?
No hay comentarios:
Publicar un comentario