Pido, eso sí, a quienes hayan gustado de lo que aquí se ha escrito, si mi deseo de publicar se convirtiese en realidad (y digo en realidad material, no en las realidades sobre las que aquí, en este blog, se escribe, y sobre las que meramente se pueden intuir), que compren, si llegasen a publicar, lo que de mi corazón, sangre, consciencia y subconsciencia resulta cuando humildemente escribo.
Así es que sintiéndolo con todo el peso de mi ya de por sí pesado corazón, arrancaré de este blog las vísceras, tripas, entrañas o como el solidario lector (y no tan solidario) quiera llamarlo. Dejaré el blog tal y como está durante algunos días, y, cuando alguno de mis impulsos me llame a arrancar susodichas vísceras, así se llevará a cabo. Deseadme suerte en el horrib... digo... maravilloso mundo de la edición, que coarta, antes de empezar, a los ya de por sí apenados escritores.
Perdonadme por este ataque contra la libre difusión de contenidos en internet.
Esperemos que algún día...
Llaman a la puerta,
¡tocan la campana!
Salen chorros de la tierra
de mis esperanzas.
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