He
comenzado a leer a Bukowski. He leído la máquina de follar. Sin intención de
decir que todas sus novelas son igual de sórdidas (aunque intuyo que así lo
son), puesto que no las he leído, he de decir que me ha sorprendido, y mucho. No
había leído nunca nada tan sucio, tan asqueroso… pero sin embargo, ¡qué manera
de escribir! un auténtico maestro de este arte. Al comenzar el libro (los dos
primeros cuentos) me pareció que se repetía: sexo y alcohol; un degenerado que
vive de la suerte; caseros indignados, etc. Elementos que se repiten a lo largo
de (casi) todo el libro, que son una constante en las 200 y pico páginas de la
mencionada obra, y, sin embargo, es tal la maestría con la que el autor narra
los acontecimientos, una genialidad de otro planeta que hace que cada cuento
sea una sorpresa. He llegado a la conclusión con ésta, la primera obra de
Bukowski que he leído, que es como si el libro fuese un relato de las distintas
formas posibles que existen de vomitar, con pelos y señales de lo que el vómito
contiene, con los movimientos estomacales que preceden a dicho acto, con todas
sus náuseas, arcadas y sensación de malestar. Pero es la manera de relatar, lo
que hace que no queramos (por lo menos en mí caso) dejar de leer dicho libro.
Me sorprendió, y como a mí, afirmo que a muchos antes y después que yo, el
salvajismo del relato: sexo con animales, pederastia, desmembramientos, etc, que
hará y habrá hecho más de una vez, que el lector se quede horrorizado ante las
atrocidades que este, a la vez degenerado y genial, escritor describe a lo
largo de las 200 y pico páginas del libro. Yo, en mi caso, quedé horrorizado y
maravillado a la vez por la sucesión de barbaridades que proliferan en los
distintos relatos. No podría elegir cuál es el mejor, pues mis conocimientos
literarios, aunque van humildemente aumentando, son pequeños y, a mi entender,
cada vez más insignificantes a medida que voy leyendo más y más libros. Pero
después de esta deformada y humilde disertación, me gustaría decir que la ya
mencionada obra se me ha quedado grabada, no sé muy bien dónde, pero yo diría
que en algún lugar entre el estómago y la memoria, atacando mi sensibilidad. Y
aunque puedo predecir que la forma de escribir de este “prefiero omitir el
adjetivo” Bukoswski incidirá de manera decisiva en mi escritura, quiero
exponer, aquí y ahora, que adonde yo intento dirigir mis palabras, puede que de
un modo torpe o rudimentario, eso dejo que lo juzgue el lector, es directamente
al corazón de la gente, y allí no es precisamente el sitio al que me ha llegado
el citado autor de la citada obra.
P.D.:
con este texto no sé si lo que he conseguido es incitar al lector a que lea
dicha obra o a que corra espantado cada vez que oiga el nombre del autor, pero
mi intención es que se lea, pues, según la poca crítica que he leído sobre
Bukowski, es uno de los mejores autores del siglo XX, con lo que, después de
esta tímida primera lectura, no puedo sino atisbar un halo de verdad en ello.
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