martes, 11 de febrero de 2014

Sobre la máquina de follar

He comenzado a leer a Bukowski. He leído la máquina de follar. Sin intención de decir que todas sus novelas son igual de sórdidas (aunque intuyo que así lo son), puesto que no las he leído, he de decir que me ha sorprendido, y mucho. No había leído nunca nada tan sucio, tan asqueroso… pero sin embargo, ¡qué manera de escribir! un auténtico maestro de este arte. Al comenzar el libro (los dos primeros cuentos) me pareció que se repetía: sexo y alcohol; un degenerado que vive de la suerte; caseros indignados, etc. Elementos que se repiten a lo largo de (casi) todo el libro, que son una constante en las 200 y pico páginas de la mencionada obra, y, sin embargo, es tal la maestría con la que el autor narra los acontecimientos, una genialidad de otro planeta que hace que cada cuento sea una sorpresa. He llegado a la conclusión con ésta, la primera obra de Bukowski que he leído, que es como si el libro fuese un relato de las distintas formas posibles que existen de vomitar, con pelos y señales de lo que el vómito contiene, con los movimientos estomacales que preceden a dicho acto, con todas sus náuseas, arcadas y sensación de malestar. Pero es la manera de relatar, lo que hace que no queramos (por lo menos en mí caso) dejar de leer dicho libro. Me sorprendió, y como a mí, afirmo que a muchos antes y después que yo, el salvajismo del relato: sexo con animales, pederastia, desmembramientos, etc, que hará y habrá hecho más de una vez, que el lector se quede horrorizado ante las atrocidades que este, a la vez degenerado y genial, escritor describe a lo largo de las 200 y pico páginas del libro. Yo, en mi caso, quedé horrorizado y maravillado a la vez por la sucesión de barbaridades que proliferan en los distintos relatos. No podría elegir cuál es el mejor, pues mis conocimientos literarios, aunque van humildemente aumentando, son pequeños y, a mi entender, cada vez más insignificantes a medida que voy leyendo más y más libros. Pero después de esta deformada y humilde disertación, me gustaría decir que la ya mencionada obra se me ha quedado grabada, no sé muy bien dónde, pero yo diría que en algún lugar entre el estómago y la memoria, atacando mi sensibilidad. Y aunque puedo predecir que la forma de escribir de este “prefiero omitir el adjetivo” Bukoswski incidirá de manera decisiva en mi escritura, quiero exponer, aquí y ahora, que adonde yo intento dirigir mis palabras, puede que de un modo torpe o rudimentario, eso dejo que lo juzgue el lector, es directamente al corazón de la gente, y allí no es precisamente el sitio al que me ha llegado el citado autor de la citada obra.


P.D.: con este texto no sé si lo que he conseguido es incitar al lector a que lea dicha obra o a que corra espantado cada vez que oiga el nombre del autor, pero mi intención es que se lea, pues, según la poca crítica que he leído sobre Bukowski, es uno de los mejores autores del siglo XX, con lo que, después de esta tímida primera lectura, no puedo sino atisbar un halo de verdad en ello.

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