viernes, 14 de febrero de 2014

¿Qué es la realidad?

¿Qué es la realidad? La realidad es lo que con nuestras facultades cognitivas escuchamos, vemos, sentimos, olemos… La realidad es aquello que la sociedad en su conjunto acepta. La realidad es lo que se puede probar, y, sin embargo, la gente cree en cosas que no se pueden probar, o que por lo menos el común de los mortales no puede probar. La existencia de dios, por ejemplo, ¿es real? Yo creo en dios, mis padres son ateos. Creo en dios porque el conjunto de mis experiencias me ha probado, a mí y solo a mí, que existe un dios, ¿he podido contrastarlo? No, no tengo nada que pueda probar la existencia de dios, y sin embargo lo creo. Pero no me lo creo porque así me lo hayan enseñado en la escuela, porque me lo hayan inculcado mis padres o porque vaya a la iglesia. Creo en la existencia de dios porque la experiencia así me lo ha probado. Creo en las cosas que no se pueden ver, creo en mí y en mi locura, que no es locura según lo que yo creo, pero es locura para los demás porque no he conseguido probar lo que mi locura me ha indicado (y digo locura, como quien puede decir experiencia metafísica, como quien puede hablar de un sueño al que se aferra). Creo en lo que la intuición me dice, creo en que los sentimientos son la llave de todo, que los sentimientos nos hablan de lo que va más allá de los ojos, del oído, de la razón. La razón tiene límites, pero la intuición va unida a la magia, a lo que nos hace soñar. ¿Qué sería del ser humano sin los sueños? Algo gris, algo que no puede avanzar, substancia incolora, fría, triste y melancólica. ¿Qué hacer cuando estás peleando por tus sueños? Pelear más, y en mi caso, pelear y esperar. Así que algún día espero poder disfrutar de un triunfo por el que llevo más de tres años esperando y peleando, del que no depende de mí, en gran medida, su cumplimiento.

Ésta reflexión impregna absolutamente todo sobre lo cual escribo, y no cambiaría mis experiencias por absolutamente nada, ni las buenas (que han sido buenas), ni las malas (que han sido horribles). Recordad: es el amor el que salva y no los préstamos del banco. Buena suerte.

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