Me pones a prueba,
pero el corazón tengo entre hielos
y los impulsos en salmuera.
¿Y mi corazón? ¿Quién lo lleva?
Mi indicación baja del cielo
y con el pájaro cuando vuela.
De salto en salto
me acerco a tu estrella.
A veces preferiría quedarme en blanco
o no haber usado la lengua.
¿Qué voy a hacer yo
contra esa mirada?
Por un momento he recuperado el corazón,
ardiendo con una azul llamarada.
Esto no es fácil,
pero el ave ayuda,
el cielo es hábil
y siempre es buena la duda.
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