Puedes probar, puta,
otra dosis de mi locura:
en mi cabeza siempre hay disputa
y para mi razón no existe cura.
¿Me perseguirás
cada vez que discuta?
O quizá me seguirás
y me darás cicuta
por susurrarte
y engañarte
y hacer ver
que no se puede ser
más mala y estúpida,
más no te puedes degradar,
tan bajo no pensé que cayera ninguna
ni que contigo alguien quisiese bajar.
Y gira y gira la cabeza,
y después de tanto tiempo
mi enemiga no se entera:
a mi nadie me rompe aun en este encierro.
Y pensaste que me harías daño
buscando entre mis compañeros.
Mis amigos son animales, dueños del cielo,
y otros que me han alumbrado estos años.
Y no te enteras
y si te enteras
¿será ya tarde?
Es mi cabeza que arde y arde y arde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario